miércoles, 21 de marzo de 2007

TRANSFORMACIÓN EN EL CAMINO

Todas las cosas reflejaban el poder, la gloria y los deseos de Dios, el hombre conocía a Dios íntimamente y Dios vivía con él; venía al jardín en el “fresco de la tarde” . Todos los hombres deben conocer esta soberanía de Dios en todos los terrenos de la vida.
Dios debe ser reconocido como soberano en la vida personal, en las relaciones humanas y en todas las esferas de actividad, la soberanía de Dios demanda una respuesta de parte del hombre. O se rechaza esta soberanía y se vuelve cada día más lejos de Dios, o se acepta y se vive en creciente servicio a él.
Esta soberanía se caracteriza en todos los atributos o cualidades de Dios: su amor, su misericordia, su poder, su justicia, su ira, en todos ellos Dios es soberano.
Si bien es posible conocer algunas de las cualidades de Dios en la naturaleza y en la historia, el verdadero conocimiento de Dios proviene de la Biblia. La parábola del sembrador de Marcos 4 indica que habrá algunos resultados desalentadores; pero que también podemos esperar resultados que perdurarán.
En otras palabras, la decisión es apenas el principio. El hecho que tales personas crecerán espiritualmente y se convertirán en cristianos eficientes dependerá, sobre todo, del grado de cuidado individual y oración a favor suyo que se les dediquen. La mayoría de los libros del Nuevo Testamento fueron cartas escritas por el apóstol Pablo, cartas de seguimiento ya sea para individuos o para las iglesias.
Más la advertencia del Señor del tratamiento que podrían sufrir “el discípulo no es mas que su maestro,… (Mat10:24).
Jesús les dijo que no temieran, nunca los abandonaría, el Espíritu Santo los capacitaría para salir al paso de los problemas. La misión de los discípulos no era diferente de la suya, Comenzó a darles su propia autoridad y poder para realizar la obra.
Jesús les hizo notar que siempre que estuvo presente en medio de ellos, dio una respuesta a las diferntes situaciones, les ayudo a entender y los preparo para una nueva experiencia; los discípulos cristianos son hombres enviados.
Jesús vigilaba las acciones y reacciones de los discípulos, los llamo para que informaran de su labor, “volvieron los setenta con gozo diciendo: Señor aun los demonios se nos sujetan en tu nombre”
Lo importante en toda labor de supervisión de Jesús fue que mantuvo a los discípulos progresando hacia la meta que les había establecido, que fueran mejorando en conocimiento y gracia. El asignarles trabajos constantemente, tuvieron como fin el que descubrieran todo lo que podían llegar a hacer.
Reproducción.
La iglesia debería reproducir la imagen de Cristo en cada persona, que reprodujeran discípulos, vidas que conocieran al salvador y que comunicaran su Espíritu, que el mundo pudiera saber quién era él y que había venido a hacer.
Era evidente que la fuerza vital de la vid debía comunicarse a los pámpanos para sobrevivir, al participar de su vida darían fruto y además su fruto permanecería. El dar fruto se considera la reproducción de la vida de Cristo en la persona humana, primero en nosotros y luego en otros.
La gran Comisión de Cristo dada a su iglesia se resumió en el mandato de “haced discípulos a las naciones”. Jesús ya había demostrado con su propio ministerio que las masas estaban listas para la cosecha.

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