jueves, 1 de marzo de 2007

...RENOVAOS

22 Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. 23 Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, 24 y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad. ( Efesios 4.)
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La responsabilidad que cada creyente asume de vivir de una manera distinta al mundo que le rodea, teniendo en cuenta lo que caracterizaba su pasada manera de vivir, ya no se aplican a él ( El viejo hombre... ). El nuevo hombre: Se destaca el contraste entre el anterior estilo de vida, dominado por el espíritu de la desobediencia, y la nueva capacidad del creyente para adoptar un nuevo estilo de vida, de obediencia a Dios, gracias al poder del Espíritu Santo.
El pasado lo debemos dejar atrás como ropa vieja que necesita desecharse. Esto es tanto una decisión que hacemos para toda la vida cuando decidimos aceptar el regalo de salvación que Cristo nos dio, como un compromiso consciente diario. No andamos por impulsos ni deseos. Debemos ubicarnos en nuestro nuevo papel, apuntar en la nueva dirección y apropiarnos de la nueva línea de pensamiento que el Espíritu Santo nos da. Mentir a otro quebranta la unidad, crea conflicto y destruye la confianza. Rompe las relaciones y conduce a una guerra abierta en la iglesia.La Biblia no nos dice que debemos evitar sentir enojo, pero sí destaca que debemos saber controlarlo apropiadamente. Si somos descuidados y poco serios al hablar con los demás, con palabras torpes y actitudes impropias contra otros con un lenguaje vulgar, sin sentido, provoca el enojo, herirá a otros y destruirá las relaciones, motivará amargura y nos destruirá por dentro. Pablo nos dice que debemos enfrentar nuestro enojo de inmediato, de modo que edifique relaciones antes que las destruya. Si alimentamos nuestro enojo, daremos a Satanás la oportunidad para dividirnos.
En cambio, debiéramos perdonar, así como Dios lo hizo con nosotros. Actúe en amor con sus hermanos en Cristo en la forma que Dios lo hizo al enviar a su Hijo para morir por sus pecados.El Espíritu de Dios en nosotros es un sello de que le pertenecemos. Esta es ley de Cristo relacionada con el perdón tal como se enseña en los Evangelios (Mateo 6.14, 15; 18.35; Marcos 11.25). También la hallamos en la oración del Señor Jesús, Dios no nos perdona porque perdonamos a otros, sino por su gran misericordia. Al entender su misericordia, sin embargo, anhelaremos ser como Él.La Plenitud de Cristo es la que llena la Iglesia con dones y bendiciones. La Iglesia debe ser la plena expresión de Cristo, quien lo llena todo. Al leer Efesios, es importante recordar que se escribió a la Iglesia, no a una persona en particular.
Cristo es la cabeza y nosotros somos el cuerpo de su Iglesia (Pablo usa esta metáfora en Romanos 12.4, 5; 1 Corintios 12.12–27 y Colosenses 3.15, así como también a través de todo Efesios). La imagen del cuerpo muestra la unidad de la Iglesia. Cada miembro se involucra con los demás a medida que van cumpliendo con la obra de Cristo en la tierra. No debemos intentar trabajar, servir ni adorar simplemente nosotros. Necesitamos todo el Cuerpo.
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Cristo es él Señor de la Iglesia y la cabeza del cuerpo, por lo tanto no debe haber lugar ni pretexto para que alguno pretenda enseñorearse en algo o hacerse superior a los otros en medio de la Iglesia.

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