miércoles, 18 de abril de 2007

ATENDIENDO A LAS MULTITUDES - Discipulado Verdadero

La gracia de nuestro Señor y Salvador cada día se hace mas evidente, y su pueblo esta comenzando a experimentar un extraordinario crecimiento.
Sin embargo este pueblo no esta listo para recibir y atender estas multitudes hambrientas por el mensaje de salvación que son alcanzadas día a día, aun en medio de nuestras iglesias, alrededor nuestro podemos conocer a muchos con tantas necesidades espirituales y físicas, que no reciben ayuda adecuada y ni siquiera son conocidos como una estadística más, y para quienes debe bastar una predica y una hora de clase por semana, a demás de los muchos que nunca llegan a algún aula y que no son tomados en cuenta, como también aquellos que llegan a ser parte de algún área de servicio por un tiempo y que luego ya no están mas. No es suficiente ni adecuado para estas mayorías la sustitución del discipulado verdadero por métodos o cursos de instrucción cada vez más costosos.
Nuestro interés debe estar avocado a todos ellos nuestros hermanos en Cristo, como aquellas multitudes que deben ser alcanzadas e integradas de manera eficaz.
El dejarnos guiar por Él, es andar en obediencia a su palabra que es la manera como le demostramos nuestro amor a Él y que esto es conforme a su palabra, llevando así a otros al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, para que vivan y obren de acuerdo a su voluntad, teniendo esta certeza que Él nos guía, nos guarda y que somos parte de esa cadena de amor y gracia que a través de los tiempos nos une a Él y a quienes encargo su precioso mensaje salvador y del discipulado que Él mismo enseño; No ruego solamente por ellos, sino también por todos aquellos que por su palabra creerán en mi.
Confiamos en Él y que el dedicar nuestro tiempo y vidas para con la vida de otros es parte de su propósito, que nos hizo en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras según Él lo había dispuesto de antemano y nos dedicáramos a ellas.
Que los discípulos y nuevos creyentes puedan ser acogidos, no esperamos que se decidan a venir a buscarnos, sino salir a buscarlos, a darles el encuentro trasmitiéndoles ese amor e interés por sus vidas que tanto desean recibir un grupo de hermanos y amigos con quien puedan compartir sus necesidades, reciban el cuidado y ayuda adecuada, que lleguen a crecer y desarrollarse espiritualmente en comunión, en fe, esperanza y amor, tanto al creyente como a otros motivándolos, dándoles ejemplo a testificar la fe, y hacer de ellos cristianos con visión y compromiso con la obra, el milagro de cambiar la indiferencia por compromiso.

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