Ayuno o La Intima Comunión
El ayuno que el Señor Dios nos
enseña tener es fundamental para la vida de todo creyente que busca crecer y
madurar espiritualmente, tiene que ver con caminar en la intimidad con Dios, y
de allí el testimonio de una vida extraordinaria lleno del obrar de Dios en el
creyente.
Con mucha frecuencia escucho a
muchos creyentes y pastores atribuir logros, éxitos obtenidos por haber
practicado el ayuno, y también atribuir fracaso constante y derrota en la vida
del “creyente” por la falta de ayuno. Reiteradamente se dice la frase no podrás,
no podrás, si no ayunas.
Es como que cada vez que se
necesita “comprarle” algo a Dios lo hacen con ayuno, hay que ayunar… El ayuno
es poderoso… Hay poder… Paso por que hemos ayunado…
También se presenta el ayuno como
una forma para victorias en “guerras espirituales” y para poder echar fuera espíritus
y sin el ayuno imposible…
Además también es mencionado como una forma de
demostración de ser alguien que p ractica humildad, quebrantamiento y auto aprobación en comparación con otros
Zacarías 7: 5
¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que
incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis
esto ayuno, y día agradable a Jehová?
6 ¿No es
más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las
cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo
yugo?
7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento,
y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo
cubras, y no te escondas de tu hermano?
8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y
tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria
de Jehová será tu retaguardia.
9 Entonces invocarás, y te oirá Jehová;
clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo
amenazador, y el hablar vanidad;
10 y si
dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá
tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
11 Jehová te pastoreará siempre…
Creo tan importante que volvamos
a prestar atención a Dios y que sea Él quien nos enseñe a nuestro corazón la
verdadera razón de ayunar, que no dejemos que nuestra humana sabiduría nos diga
porque debemos ayunar.
Mateo 6: 17
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Isaías 58: 3
¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no
te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno
buscáis vuestro propio gusto…
4 He aquí que para contiendas y debates
ayunáis…
… no ayunéis como hoy, para que
vuestra voz sea oída en lo alto.
Mateo 6: 7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis
nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya
fue sacrificada por nosotros. 8 Así
que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de
malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Creo profundamente que contrario
a las motivaciones de ayunar para ser oídos y presentar nuestras peticiones para
alcanzar la respuesta que buscamos. Debemos ayunar, como un alto a todas las
cosas para hacer un cambio sincero en nosotros, esto es para nuestra Santificación
a Dios.
Para hacer ese alto necesario,
una necesidad personal como pública del cuerpo de la Iglesia, el alto necesario
para examinar nuestros corazones por si hemos perdido nuestro enfoque de
caminar en la voluntad de Dios o quizá la estemos reemplazando por la nuestra. Para
ver si estamos escuchando a la voz de
Dios.
Joel 1: 14 Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los
ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro
Dios, y clamad a Jehová.
Joel 2: 12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con
todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y
convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo
para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
Por causa de que constantemente
pecamos; necesitamos examinarnos a nosotros, si no lo hacemos y no nos reunimos
para reconocer y examinarnos, podemos volvernos insensibles. Pero somos
expuestos por nuestros pecados.
1 Samuel 7: 6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la
derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra
Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.
Necesitamos marcar esos tiempos
de cambios, hacer la diferencia con el pasado, el tiempo presente, y hacer la
diferencia en nosotros para el tiempo futuro. La diferencia entre caminar en la
voluntad de Dios y en la voluntad de nuestras pasiones y razonamientos
desordenados. Y a quien estamos tratando de agradar más.
1 Pedro 4: 2 para no vivir el tiempo que resta en la carne,
conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de
Dios. 3 Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los
gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías,
disipación y abominables idolatrías.
Para obedecer a nuestro llamado;
hay tiempos diferentes para hacer la
obra, y diferentes planes, pero el llamado viene de parte de Dios, nuestro
llamado obedece a Dios y si estamos obedeciéndole a este llamado divino
caminaremos enviados en el poder del Espíritu Santo.
Hechos 13: 2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el
Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he
llamado.
4 Ellos, entonces, enviados
por el Espíritu Santo,
La intima comunión:
El ayuno puede ser ese tiempo tan
especial que tanto nos ayude a restablecer y perfeccionar nuestra íntima
comunión. Nuestra íntima comunión es la garantía y del poder que obrara y concederá
nuestras peticiones, de ahí todo el poder de Dios necesario para experimentar
la victoria que necesitamos.
Juan 15: 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
1 Crónicas 29: 18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel
nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo,
y encamina su corazón a ti.
Salmos 25: 9 Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a
los mansos su carrera.
Salmos 31: 1 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido
jamás;
Líbrame en tu justicia. 2 Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. 3 Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y
me encaminarás.
Isaías 48: 17
Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios
tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes
seguir.
18 ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu
paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar.